El Parque Botánico de Susulá
Casco de la ex hacienda de Susulá
2019
Cecilia Alcocer
Proyecto académico en opción al título de Arquitecto
Reconocimientos:
Medalla de Plata en la XIII Bienal de Arquitectura Yucateca en la categoría Tesis y Revistas.
El crecimiento de la ciudad de Mérida, privilegia el desarrollo inmobiliario y el capital económico, basado en un objetivo falaz: a mayores metros cuadrados de construcción mayor crecimiento de los indicadores económicos y por lo tanto mayor bienestar. A partir del año 2000, este crecimiento se desbordó sobre territorios a las afueras del anillo periférico, alcanzando territorios de núcleos humanos de baja densidad denominados comisarías. Esto causó una situación de vulnerabilidad pues ha agotado sus reservas territoriales, marginándolos, contribuyendo al fortalecimiento de la pobreza y ha acarreando otra serie de problemas sociales, urbanos y medioambientales que han puesto en riesgo la calidad de vida de los habitantes de la ciudad de Mérida.
La mayoría de las comisarías y subcomisarías de la región tienen su origen fundacional a partir de un modelo económico denominado hacienda, que fue un pivote para el desarrollo de los centros de población que más tarde se convertiría en una compleja estructura social en la que se contaba con infraestructura y equipamiento que denotaban progreso en ellas. Las haciendas fueron elementos arquitectónicos creadores de espacios urbanos, por lo que resulta imposible entender la historia moderna de estas comunidades sin la presencia de éstas, puesto que a pesar de que dejaron de funcionar prevaleció el espacio urbano-arquitectónico que en convivencia con una comunidad libre dio origen a nuevas tradiciones y formas de vida de la cultura yucateca. A estas comunidades se les denomina ESPACIOS PATRIMONIALES EN RIESGO debido a la latente amenaza de la mancha urbana de desaparecer su configuración espacial y social.
Esta propuesta presenta otra manera de entender la problemática del espacio público, basado en la premisa de que el diseño del territorio y el espacio construido se sustenta en una dimensión social que privilegia la vida comunitaria y la conservación y promoción de la memoria colectiva que cohesiona y promueve la condición de vida comunitaria.
Se trata de darles voz a los mudos testigos de una época de esplendor y riqueza relacionada con las actividades económicas, mediante la valorización de su historia y la revalorización de acuerdo a sus nuevos usos.